¿Sobrepasado/a por la crisis climática? Una aproximación al modelo de la teoría cognitiva del estrés aplicado al medio ambiente
Las olas de calor sin precedentes, el aumento e intensidad de eventos climáticos extremos y un mayor riesgo de enfermedades infecciosas y respiratorias son algunas de las consecuencias de la crisis climática a la que nos enfrentamos. Consecuencias que, por cierto, están más presentes en el sur global. Ante estas amenazas, surge una pregunta clave: ¿cómo reaccionamos y qué nos motiva a actuar? La teoría cognitiva del estrés, propuesta por Lazarus y Folkman (1984), nos ofrece una perspectiva interesante para comprender cómo evaluamos estos problemas ambientales y decidimos responder.
El modelo de la teoría cognitiva del estrés aplicado al medio ambiente
El modelo propuesto por Homburg y Stolberg (2006) adapta la teoría del estrés cognitivo para explicar el comportamiento proambiental, esto es, las acciones deliberadas que realizamos para reducir nuestro impacto negativo sobre el medioambiente. Según este enfoque, cuando enfrentamos problemas ambientales, nuestro proceso de toma de decisiones se descompone en tres fases principales:
- Evaluación de la demanda: identificamos una situación como amenazante. Por ejemplo, percibir la crisis climática como un peligro real para nuestra salud o bienestar. Esta evaluación es clave a la hora de activar nuestras respuestas, pero por sí sola no garantiza la acción.
- Evaluación de los recursos: aquí evaluamos si tenemos los medios para enfrentar esa amenaza. Este paso está vinculado a conceptos como la autoeficacia (creencia en nuestra capacidad individual para manejar un problema) y la eficacia colectiva (confianza en la capacidad de un grupo para abordar problemas de manera conjunta).
- Afrontamiento centrado en el problema: cuando sentimos que tenemos los recursos para actuar, pasamos a estrategias concretas, como buscar información, expresar emociones (p. ej., frustración ante la inacción climática) o adoptar medidas de autoprotección (p. ej., evitar la exposición a altas temperaturas).
De la amenaza a la acción: el papel del afrontamiento
Una de las mayores contribuciones del modelo de estrés es diferenciar entre el afrontamiento centrado en el problema y el comportamiento proambiental. Las estrategias de afrontamiento, como buscar información o expresar emociones, no son en sí mismas soluciones directas, pero ayudan a organizar recursos y aumentar el control percibido. El sentido de control resulta clave a la hora de enfrentarnos a la crisis climática, ya que es común tener una sensación de impotencia que puede paralizarnos y dificultar la acción.
Principales resultados: del yo al nosotros
Los resultados de diversas investigaciones con este modelo (p.ej., Chen, 2015; Homburg y Stolberg, 2006) apuntan a que, a diferencia de la autoeficacia, la eficacia colectiva juega un papel más relevante en el afrontamiento centrado en el problema e indirectamente sobre el comportamiento proambiental. Además, la eficacia colectiva y la autoeficacia están relacionadas, por ejemplo, en un experimento se observó que aumentar la percepción de eficacia colectiva («juntos podemos combatir la crisis climática») también aumenta la autoeficacia de los individuos (Jugert et al., 2016). Esto resalta la importancia de los procesos grupales, ya que los logros colectivos no solo generan un impacto positivo más significativo, sino que también fortalecen la percepción de control personal, empoderando a los individuos para tomar acción.
Reflexiones finales
A la luz de los resultados, los recordatorios de la eficacia colectiva, combinados con estrategias específicas de afrontamiento, pueden ser un catalizador poderoso para transformar la preocupación en acción. En definitiva, frenar la crisis climática nos reta a mirar más allá del individuo y a movilizarnos como colectivo. Fomentar un sentido de comunidad y confianza en nuestra capacidad de acción compartida es un punto clave para construir un futuro sostenible. ¿Listo/a para remar en la misma dirección?
Referencias en formato APA
Chen, M. F. (2015). Self-efficacy or collective efficacy within the cognitive theory of stress model: Which more effectively explains people’s self-reported pro-environmental behavior? Journal of Environmental Psychology, 42, 66-75. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2015.02.002
Homburg, A., & Stolberg, A. (2006). Explaining pro-environmental behavior with a cognitive theory of stress. Journal of Environmental Psychology, 26(1), 1-14. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2006.06.003
Jugert, P., Greenaway, K. H., Barth, M., Büchner, R., Eisentraut, S., & Fritsche, I. (2016). Collective efficacy increases pro-environmental intentions through increasing self-efficacy. Journal of Environmental Psychology, 48, 12-23. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2016.08.003
Lazarus, R. S., & Folkman, S. (1984). Stress, appraisal, and coping. Springer Publishing Company.